¿Qué principios del comportamiento deben conocer los educadores para entender la conducta de los estudiantes?
Página 4: Consecuencias
Ahora que ha aprendido sobre los antecedentes, enfoquémonos en las consecuencias, o lo que los estudiantes experimentan como resultado de su comportamiento. Un comportamiento y una consecuencia representan una relación condicional (“si X…, entonces Y…”): si ocurre cierto comportamiento, entonces resulta cierta consecuencia. Al igual que los antecedentes, las consecuencias pueden hacer que sea más o menos probable que ocurran ciertos comportamientos. Una distinción importante es que los antecedentes influyen en la probabilidad de que el comportamiento ocurra en el presente, mientras que las consecuencias influyen en la probabilidad de que los comportamientos ocurran en el futuro. Las consecuencias pueden implicar algo que sea:
- Proporcionado (por ejemplo, ganar una estrella dorada, recibir tareas adicionales, obtener atención), o bien
- Retirado (por ejemplo, quitar una tarea, revocar un privilegio, no prestar atención)
Para su información
Generalmente, las consecuencias no cambian el comportamiento de la noche a la mañana. Y es probable que experimentar una consecuencia por única vez no aumente o disminuya la probabilidad de que un comportamiento ocurra en el futuro. En cambio, los educadores deberían aplicar consecuencias de manera consistente a comportamientos deseables para fortalecer las habilidades de los estudiantes con el tiempo y ayudarles a aprender mejores maneras de comunicar eficazmente sus necesidades.
Por ejemplo, un educador puede proporcionar atención (por ejemplo, dar una reprimenda verbal) o retirar atención (por ejemplo, alejarse del estudiante) cuando un estudiante está causando desorden. En ambos casos, el comportamiento perturbador influye en la cantidad de atención que el estudiante recibe del educador. Este cambio en el entorno, la consecuencia, puede aumentar o disminuir la probabilidad de que cierto comportamiento ocurra en el futuro.
Cuando los educadores entienden cómo las consecuencias afectan el comportamiento de los estudiantes, pueden ajustar esas consecuencias para ayudar a los estudiantes a aprender comportamientos esperados que pueden reemplazar aquellos no deseados o desafiantes. Tres tipos de consecuencias cambian el comportamiento de los estudiantes: el refuerzo, el castigo y la extinción. Como aprenderá, usar el refuerzo para aumentar comportamientos deseados generalmente es más productivo que usar el castigo o la extinción para disminuir los no deseados.
El refuerzo es una consecuencia que aumenta la probabilidad de que un comportamiento ocurra en el futuro. A medida que un estudiante experimenta consistentemente una consecuencia reforzante a lo largo del tiempo, se hace más probable que adopte ese comportamiento. En efecto, el refuerzo es la “recompensa” del comportamiento y puede ocurrir debido a:
- Una consecuencia natural que no es planeada ni administrada por un educador
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consecuencia natural
Un resultado del comportamiento de un estudiante que no es planeado ni administrado por un maestro (por ejemplo, después de que Juan lanza comida en la cafetería, sus compañeros se niegan a sentarse con él).
- Las acciones intencionadas de un educador
- Una intervención específica diseñada para cambiar un comportamiento
La tabla a continuación muestra ejemplos de refuerzo en el ámbito del aula. En cada caso, observe cómo el refuerzo aumenta la probabilidad del comportamiento.
Comportamiento | Refuerzo | Cambio en el comportamiento |
Un estudiante levanta la mano. | El maestro llama al estudiante. | El estudiante tiene más probabilidad de levantar la mano en el futuro. |
Un estudiante completa una tarea dada. | El auxiliar docente permite al estudiante tomar un breve descanso con una actividad preferida. | El estudiante tiene más probabilidad de completar tareas en el futuro. |
Un estudiante da respuestas tontas. | Los compañeros se ríen. | El estudiante tiene más probabilidad de hablar en el futuro. |
Un estudiante juega con su teléfono durante el tiempo de trabajo independiente. | El maestro envía al estudiante a la oficina por el resto del período de clase. | El estudiante tiene más probabilidad de jugar en su teléfono en el futuro. |
Atención: Dado que el aprendizaje ocurre a través de las consecuencias, los educadores deben considerar cómo sus respuestas pueden reforzar inadvertidamente comportamientos desafiantes. En el último ejemplo anterior, el maestro puede haber enviado al estudiante a la oficina creyendo que esta consecuencia disminuiría el comportamiento no deseado. Sin embargo, salir del aula puede haber permitido al estudiante evitar tareas desagradables, haciéndole por tanto, más propenso a volver a jugar con el teléfono. Aunque la consecuencia tenía la intención de disminuir el comportamiento, ocurrió lo contrario.
Para su información
El elogio específico a un comportamiento es una forma de refuerzo simple pero altamente eficaz en el aula. Utilizando esta estrategia, un educador reconoce positiva y explícitamente un comportamiento deseado inmediatamente después de que ocurre (por ejemplo, “Johanna, gracias por limpiar inmediatamente cuando toqué el timbre de ciencias.”).
Para aprender cómo implementar esta práctica, visite las Hojas de Habilidades Fundamentales del Centro IRIS a continuación.
- Elogio específico del comportamiento (en inglés)
- Instrucción virtual: Elogio específico del comportamiento (en inglés)
El castigo es una consecuencia que disminuye la probabilidad de que un comportamiento ocurra en el futuro. Aunque muchas personas piensan en el castigo como una acción disciplinaria en respuesta a un comportamiento inapropiado, el castigo se refiere a cualquier consecuencia que a la larga disminuye las posibilidades de que un comportamiento se repita con el tiempo.
Al igual que el refuerzo, el castigo puede ocurrir debido a:
- Una consecuencia natural que no es planificada ni administrada por un educador
- Las acciones intencionadas de un educador
- Un componente específico de intervención diseñado para cambiar un comportamiento
La tabla a continuación muestra ejemplos de castigos en el ámbito del aula. En cada caso, observe cómo el castigo disminuye la probabilidad del comportamiento.
Comportamiento | Castigo | Cambio en el comportamiento |
Un estudiante dibuja en un escritorio con marcadores. | El auxiliar docente retira los marcadores. | El estudiante es menos propenso a dibujar en los escritorios en el futuro. |
Un estudiante se acerca al maestro para mostrar su tarea. | El maestro dice, “Ahora no” y aparta al estudiante con un gesto. | El estudiante es menos propenso a mostrarle al maestro su tarea en el futuro. |
Un estudiante sale corriendo del aula. | El director reprende al estudiante. | El estudiante es menos propenso a salir corriendo del aula en el futuro. |
Un estudiante responde correctamente a una pregunta. | El maestro le hace al estudiante una pregunta de seguimiento difícil. | El estudiante es menos propenso a responder preguntas en el futuro. |
Atención: Ocasionalmente, los educadores pueden descubrir que sus acciones castigan inadvertidamente comportamientos deseados. Por ejemplo, note cómo el estudiante que respondió correctamente a una pregunta consideró la pregunta de seguimiento difícil como un castigo. Aunque el maestro probablemente no tenía la intención de disuadir al estudiante de responder a preguntas en el futuro, la acción del maestro disminuyó involuntariamente la probabilidad de este comportamiento. Además, cuando un educador administra castigos repetidamente, su sola presencia puede tener un efecto castigador. Cuando esto sucede, tanto los comportamientos deseados del estudiante como los desafiantes pueden ser suprimidos y los estudiantes pueden experimentar aumentos en comportamientos internos incómodos (por ejemplo, pensamientos, sentimientos).
La extinción es un proceso en el cual el refuerzo de un comportamiento se detiene, disminuyendo la probabilidad de que el comportamiento ocurra en el futuro o eliminándolo por completo. Por ejemplo, un estudiante hace comentarios inapropiados durante la clase para ganar la atención de sus compañeros y educadores (es decir, refuerzo). El educador ordena a los estudiantes a ignorar el comportamiento perturbador del compañero y, con el tiempo, el estudiante hace menos comentarios inapropiados.
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Los educadores a veces reducen o eliminan inadvertidamente comportamientos positivos a través de la extinción. Considere a un estudiante que ayuda a un educador a limpiar un desorden. Inicialmente, el educador elogia al estudiante por este comportamiento, y el estudiante comienza a ayudar regularmente. Cuando el educador, sin intención, deja de elogiar al estudiante por ayudar, el estudiante deja de hacerlo debido al refuerzo interrumpido.
Atención: Los educadores nunca deben usar la extinción para manejar comportamientos peligrosos. Además, la extinción puede ser difícil de implementar porque:
¿Sabía que?
Si los educadores eligen usar la extinción, siempre deben combinarla con el refuerzo de comportamientos positivos. Esto es más eficaz que eliminar completamente el refuerzo.
- Depende de la capacidad del educador para controlar todas las fuentes de refuerzo (por ejemplo, la risa de los compañeros)
- No reduce inmediatamente el comportamiento objetivo
- A menudo resulta en un estallido de extinción, una situación en la cual el comportamiento inicialmente aumenta, a menudo de manera repentina o dramática, antes de disminuir. Por ejemplo, cuando un educador deja de responder a un estudiante que grita respuestas en clase, el estudiante puede aumentar inicialmente la frecuencia de sus gritos mientras intenta llamar la atención más intensamente. El gritar puede escalar a gritos u otros comportamientos extremos.
- Se asocia con la recuperación espontánea, la recurrencia inesperada del comportamiento después de que ha cesado. Por ejemplo, un estudiante que ya no chismea después de que un educador suspende el refuerzo podría comenzar a chismear nuevamente varias semanas después.
- Puede ser confuso, e incluso traumático, para los estudiantes. Los educadores pueden contrarrestar estos efectos construyendo relaciones valiosas y de apoyo con los estudiantes y siendo transparentes con los estudiantes sobre su comportamiento y las opciones que se están considerando para abordarlo.
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Las consecuencias pueden adoptar muchas formas (por ejemplo, tangibles, sociales, relacionadas con actividades). Su eficacia puede variar según las características personales del estudiante (por ejemplo, edad, antecedentes culturales, preferencias) y puede cambiar con el tiempo. Además, la misma consecuencia puede funcionar como refuerzo para un cierto estudiante pero como castigo para otro.
Debido a que la eficacia de una consecuencia depende de la persona, los educadores deben considerar cómo diferentes consecuencias pueden impactar el comportamiento de diferentes estudiantes. Los educadores pueden encontrar útil preguntar a los estudiantes sobre sus preferencias e incorporar esta retroalimentación en su instrucción.
Aunque los educadores pueden utilizar los tres tipos de consecuencias, es más probable que el refuerzo produzca un cambio importante en el comportamiento de los estudiantes que el castigo o la extinción. También es el único tipo de consecuencia que fomenta el comportamiento. Aunque el castigo y la extinción son inevitables dentro y fuera del aula, ninguno enseña el comportamiento esperado. Además, ambos tienen efectos colaterales desagradables que pueden impactar negativamente a los estudiantes, así como a las relaciones entre estudiantes y educadores. Enseñar un nuevo comportamiento esperado utilizando el refuerzo debe ser la estrategia principal de un educador para cambiar el comportamiento en el aula. En la entrevista a continuación, Johanna Staubitz explica por qué el refuerzo es una manera tan poderosa de cambiar el comportamiento.
En esta entrevista, Johanna Staubitz explica cómo los educadores pueden utilizar el refuerzo para facilitar el cambio de comportamiento y, al mismo tiempo, empoderar a los estudiantes y fortalecer las relaciones entre educadores y estudiantes. A continuación, ofrece más información sobre los resultados no intencionados del castigo.
Johanna Staubitz, PhD, BCBA-D
Profesora adjunta
Departamento de Educación Especial
Universidad de Vanderbilt
Refuerzo
Castigo
(tiempo: 1:44)
Transcripción: Johanna Staubitz, PhD, BCBA-D
Refuerzo
El refuerzo es una manera muy poderosa de cambiar el comportamiento porque hay cosas que todos los humanos necesitamos, como conexión, juego y descanso, entre otras. Necesitamos estas cosas en distintos grados y en diferentes momentos. El refuerzo es la manera en que podemos dejar muy claro que esto es lo que va a funcionar y también, al usarlo, aumentar la probabilidad de ese comportamiento. Nos enfocamos en el refuerzo principalmente cuando queremos que un estudiante aprenda un nuevo comportamiento o cambie uno existente porque es más probable que el refuerzo amplíe sus repertorios de habilidades de una manera saludable. Podemos identificar y enseñar explícitamente un comportamiento que será más eficaz y más eficiente en un mayor número de casos, y que es más consistente con las normas sociales apropiadas para su edad. Usar el refuerzo para empoderar al estudiante puede parecer ofrecer una o más maneras apropiadas de solicitar un cambio en la tarea. Y luego, aquí está la parte del refuerzo, hacer ese cambio o negociar algún cambio con el estudiante condicionado a la solicitud apropiada. Así que identificar y enseñar explícitamente un comportamiento para satisfacer una necesidad dada, como acceder a un cierto tipo de atención o actividad o tomar un descanso de ciertas exigencias de una tarea, empoderamos al estudiante para considerar sus propias necesidades y considerar qué acciones socialmente apropiadas pueden tomar para satisfacer esas necesidades. Por lo tanto, el refuerzo es un paso hacia el establecimiento de un repertorio en el cual el estudiante pueda ocuparse de sus necesidades y pueda tener una mejor autoconciencia de cuáles son éstas. Así que confiar en el refuerzo nos ayuda a extender el repertorio de habilidades de los estudiantes sin algunos de esos inconvenientes y de una manera que va a expandir habilidades mientras ayuda a desarrollar o hacer crecer la relación que tenemos con el estudiante.
Transcripción: Johanna Staubitz, PhD, BCBA-D
Castigo
El castigo puede reducir comportamientos que no son tan eficaces, eficientes o socialmente apropiados, pero solo cambia o disminuye el comportamiento específico que es castigado. Otros van a aparecer en su lugar porque todavía hay una necesidad que debe ser satisfecha. Y si no indicamos qué comportamiento es el que satisface la necesidad, lo más probable es que aquello que un estudiante identifique o use como forma alternativa de llamar la atención de adultos o de sus compañeros, por ejemplo, o un descanso de una tarea o acceso a una actividad preferida, no va a ser lo más socialmente apropiado, incluso si es eficaz o eficiente. No solo eso, sino que usar el castigo puede en realidad empeorar el comportamiento porque surgirán otros comportamientos que satisfacen la misma necesidad que el comportamiento que está siendo castigado. Además, aquellas personas que usan procedimientos de castigo, como los educadores, pueden empezar a funcionar como castigo ellos mismos. Es decir, su presencia puede suprimir el comportamiento o incluso evocar otro comportamiento inapropiado que ha surgido en lugar de un comportamiento que está siendo castigado. Considere, por ejemplo, a un estudiante que en el pasado ha sido reportado por hablar de manera grosera a un maestro, quizás en el contexto de pedir un cambio en un requisito de asignación. Ser reportado puede hacer que el estudiante deje de usar ese tono grosero, pero el maestro puede entonces notar un aumento en el poner los ojos en blanco, empujar o golpear materiales, y desinterés general. Ninguno de estos comportamientos eran problemas antes para el estudiante. Pero si ese tono grosero estaba relacionado con alguna necesidad, esos otros comportamientos se desarrollaron en su lugar. Y todos son ahora más probables en presencia del maestro, solo por la asociación del maestro con dar el reporte o enviar al estudiante a la oficina.