¿Qué principios del comportamiento deben conocer los educadores para entender la conducta de los estudiantes?
Página 6: Generalización
Comprender el modelo ABC—particularmente las relaciones entre antecedentes, comportamientos y consecuencias—puede ayudar a los educadores a interpretar los comportamientos de los estudiantes y, cuando sea necesario, ajustar el entorno para cambiar esos comportamientos. Muchas veces, el objetivo de tal cambio de comportamiento es disminuir simultáneamente los comportamientos indeseables de los estudiantes e incrementar los deseados. Sin embargo, los comportamientos recién aprendidos a menudo solo aparecen bajo las circunstancias en las que se aprendieron por primera vez (por ejemplo, en el mismo lugar, con la misma persona y el mismo refuerzo). Como resultado, un estudiante que ha aprendido un comportamiento más deseable en un contexto puede continuar lidiando con comportamientos desafiantes en otro contexto.
Para que el cambio de comportamiento sea exitoso, los estudiantes deben demostrar comportamientos esperados en condiciones variadas y a lo largo del tiempo. Para facilitar esto, los educadores necesitan enseñar de una manera que ayude a los estudiantes a generalizar el comportamiento recién aprendido. La generalización incluye:
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generalización
El proceso en el cual un comportamiento se aplica a nuevos contextos. Incluye (1) la transferencia del mismo comportamiento a nuevos contextos, (2) el mantenimiento del mismo comportamiento a lo largo del tiempo y en ausencia de refuerzo, y (3) la generación de un nuevo comportamiento que satisface las mismas necesidades.
Mantenimiento del comportamiento a lo largo del tiempo, incluso cuando el refuerzo no está disponible
Transferencia del comportamiento a nuevos contextos (por ejemplo, diferentes personas, entornos, materiales)
Generación de nuevos comportamientos similares que satisfagan las mismas necesidades
Para su información
La generalización se aplica tanto a comportamientos deseables como a comportamientos desafiantes. A veces, los comportamientos desafiantes en el aula se transfieren de otros entornos. Por ejemplo, cuando un adolescente hace amenazas en casa, el padre generalmente cede y le da lo que quiere. El adolescente puede generalizar este comportamiento haciendo amenazas a lo largo del tiempo, en otros lugares o con otras personas.
Como otros conceptos en este módulo, la generalización se aplica tanto al aprendizaje académico como al conductual. Los educadores comprenden la importancia de extender las habilidades académicas más allá del contexto en el que se aprendieron. Por ejemplo, los estudiantes pueden ser capaces de memorizar datos de multiplicación y responder correctamente dadas las circunstancias adecuadas (por ejemplo, un ejercicio con tarjetas didácticas). Sin embargo, al fin y al cabo los estudiantes necesitan aprender a generalizar los conceptos de multiplicación para que puedan resolver problemas matemáticos más complejos, interpretar escalas de distancia en mapas o duplicar recetas, entre otras habilidades.
De igual manera, los estudiantes han aprendido con éxito un nuevo comportamiento cuando pueden mantenerlo a lo largo del tiempo, transferirlo a nuevos contextos y generar nuevos comportamientos similares. Por ejemplo, considere a un estudiante que solía empujar a sus compañeros para llegar a la computadora. El estudiante aprendió a pedir amablemente (por ejemplo, “¿Me dan un turno, por favor?”) y aprendió a esperar su turno. Aunque el comportamiento es ahora eficaz en esta situación específica, la generalización es el objetivo más amplio. Los ejemplos en la tabla a continuación muestran cómo el estudiante podría generalizar este comportamiento recién aprendido.
Capacidad del estudiante para:
Ejemplo
Mantener cierto comportamiento a lo largo del tiempo
El estudiante continúa solicitando amablemente su turno para usar la computadora durante el resto del año escolar y después de que éste haya terminado, incluso cuando el comportamiento no es reforzado.
Transferencia de un comportamiento a nuevos contextos
El estudiante comienza a solicitar su turno durante otras actividades (por ejemplo, para participar en un juego de mesa), con otras personas (por ejemplo, padres, hermanos) y en otros lugares (por ejemplo, su casa, el patio de recreo).
Generar nuevos comportamientos similares que satisfagan las mismas necesidades
El estudiante comienza a utilizar diferentes palabras (por ejemplo, “¿Puedo ser el próximo?”) o acciones (por ejemplo, esperar en fila) para obtener a un turno.
En las primeras dos entrevistas, Johanna Staubitz ofrece más información sobre la generalización, incluyendo por qué a menudo se pasa por alto, y proporciona orientación sobre cómo los educadores pueden facilitar la generalización. A continuación, Barbara Allen discute la importancia de la generalización, además de proporcionar ejemplos de cómo ella facilita la generalización con sus estudiantes.
Johanna Staubitz, PhD, BCBA-D Profesora adjunta
Departamento de Educación Especial Universidad de Vanderbilt
La generalización es una consideración realmente importante cuando pensamos en el cambio de comportamiento, porque es el objetivo principal. El cambio de comportamiento realmente no vale nada si no se manifiesta en las situaciones en las que se necesita sino que vemos comportamientos que interfieren con el progreso. Esperamos que al cambiar la forma en que un estudiante se involucra en una situación, en la que podemos reforzar un nuevo comportamiento o un comportamiento que no se manifiesta tanto en comparación con el comportamiento interferente, comience a usar ese comportamiento más a menudo, en más contextos y, en última instancia, sin que nadie tenga que reforzarlo intencionalmente. La forma en que la mayoría de nosotros andamos por la vida. Así que piense en la generalización como fluidez o naturalidad real en cuanto al comportamiento social. Queremos que un estudiante demuestre un comportamiento apropiado en una amplia variedad de situaciones. Y, por ello, debemos tener en cuenta que lo que significa “apropiado” depende de la situación. Queremos que los estudiantes sean capaces de entender estas situaciones y ajustar su comportamiento a ellas. Las interacciones en el aula deben ser diferentes a las interacciones entre amigos después de la escuela o con la familia en casa. Y lo que un estudiante hace, realmente depende de cuáles han sido las consecuencias de ese comportamiento históricamente.
La generalización a menudo se pasa por alto cuando estamos enseñando comportamiento en las escuelas. Yo creo que la razón es que cuando los estudiantes han desarrollado patrones de comportamiento que interfieren con su progreso educativo, a menudo tenemos que comenzar con la enseñanza de habilidades realmente básicas. Dicho esto, con cualquier habilidad (piense en sumas de un solo dígito) necesitamos mucha práctica con retroalimentación para adquirir fluidez. Y esos elementos de práctica necesitan tener muchas características diferentes para que podamos responder a cualquier elemento de práctica que requiera esa habilidad (por ejemplo, los problemas de sumas pueden escribirse vertical u horizontalmente). Si estamos hablando de instrucción de lectura, necesitamos incluir letras mayúsculas y minúsculas en diferentes estilos de letras. Por lo tanto, para que el comportamiento que es social por naturaleza se vuelva automático, necesitamos pensar en esas cosas. Lo más importante es que se necesita mucho trabajo consistente a lo largo del tiempo. Estamos hablando de un esfuerzo conductual realmente elevado que tiene que sostenerse durante bastante tiempo. Eso es realmente lo que hace que la programación para la generalización sea tan difícil. Aunque es arduo y requiere mucho esfuerzo para los educadores facilitar la generalización, los educadores ya están haciendo esto de muchas maneras importantes. Así que no se sienta demasiado intimidado.
Transcripción: Johanna Staubitz, PhD, BCBA-D
Cómo facilitar la generalización
Aunque planificar la generalización requiere mucho esfuerzo por parte del educador, los educadores ciertamente pueden facilitar la generalización, y ya lo están haciendo de muchas maneras. Voy a describir brevemente cuatro categorías generales en las que podemos pensar mientras intentamos facilitar la generalización. La primera es enseñar a los estudiantes comportamientos selectos que sean aquellos que probablemente serán reforzados en la vida real y que rendirán frutos en muchas situaciones diferentes y con diferentes personas. En segundo lugar, después de haber seleccionado esos comportamientos, asegurarse de que realmente haya contingencias de refuerzo disponibles para ese comportamiento en tantas situaciones diferentes como sea posible (piense en bloques académicos, artes relacionadas, la hora de almuerzo, el recreo, la sala de estudio) y también en presencia de tantas personas diferentes como sea posible. Así, realmente, los apoyos universales o de Nivel I son una excelente manera de facilitar la generalización. Acordar expectativas y normas que sean consistentes en diferentes contextos y con diferentes adultos en la escuela, y luego tener un plan para reforzar la cooperación con esas normas, realmente funciona muy bien. En tercer lugar, necesitamos pensar en la forma en que usamos el lenguaje con los estudiantes cuando hablamos con ellos sobre su comportamiento, lo que siempre deberíamos hacer. Cualquier procedimiento de cambio de comportamiento debe establecerse dentro del contexto de una relación valiosa entre el educador y el estudiante. Podemos ayudarles a hacer esas conexiones entre el comportamiento que están exhibiendo y la vida real, incluyendo sus objetivos a largo plazo. Por ejemplo, si un estudiante está practicando levantar la mano y esperar a ser llamado, podemos hablar sobre por qué eso es útil en la vida. ¿Cómo va a rendir fruto en términos de las cosas que son realmente importantes para ese estudiante individual? Por ejemplo, hacer amigos o algo más que usted haya aprendido de ellos en su relación. En cuarto lugar, no debemos proporcionar más apoyo en forma de comportamiento reforzado de lo que es absolutamente necesario. Necesitamos reducir esos apoyos a medida que un estudiante tiene éxito, después de haberlos implementado. Eso significa que, tan pronto como hayan aprendido a levantar la mano o esperar a ser llamados, o cualquier nuevo comportamiento que estemos reforzando, queremos comenzar a exponerlos a algunas veces cuando ese comportamiento no es premiado. Y, por supuesto, enseñar explícitamente al estudiante qué hacer en esas situaciones.
Entonces, para resumir, hay cuatro maneras que pueden ayudarle a facilitar la generalización, incluyendo:
Identificar comportamientos que benefician en la vida real, que probablemente sean reforzados fuera de esta situación.
Asegurarse de que esos comportamientos realmente ayudan dentro de la escuela en muchos contextos diferentes y con diferentes personas.
Aprovechar el hecho de que usted y su estudiante pueden tener una conversación. Hable con ellos y ayúdelos a hacer conexiones entre los nuevos comportamientos reforzados y cómo ayudan, no solo por el hecho de que usted está reforzando esos comportamientos. Y, finalmente,
Reducir los apoyos lo más rápido posible, pero sin ir tan rápido que el estudiante deje de usar esa aptitud.
Transcripción: Barbara M. Allen
La importancia de la generalización
Inicialmente, cuando yo trabajo con un estudiante en una habilidad, lo hago de manera aislada con algún tipo de refuerzo. Y luego comienzo a hacer progreso con ella, y comienzo a disminuir el refuerzo. Pero si no está generalizando esa habilidad a otros entornos, probablemente no obtendrá la transferencia que cree que va a conseguir en diferentes entornos con distintas personas y en diferentes momentos. Para lograr eso, va a tener que hacerlo en otros entornos, no solo de manera aislada. Creo que a menudo se pasa por alto porque las expectativas son inconsistentes. Lo que se espera en un entorno puede no ser lo esperado en otro, y está bien si no lo hace allí. Pero en general, necesitamos aprender comportamientos apropiados para todos los entornos.
Facilito la generalización enseñándola en diferentes entornos. Luego intento hacerla pertinente para el estudiante. Un ejemplo sería un estudiante que tiene dificultades con la socialización. Dice cosas inapropiadas a sus compañeros, y cuando dice esas cosas, lo marginan. Bueno, será pertinente para él hacer algo diferente porque quiere encajar. Quiere pertenecer. Y enseñarle nuevas habilidades sobre cómo socializar o cómo tener una conversación es en lo que realmente trabajamos. La generalización podría ser el maestro diciendo, “Bien, has trabajado en esto con la señora Allen. ¿Me dirías qué harías en este entorno?” Porque el estudiante ahora puede decirle, “Se supone que debo tener esta conversación, y se supone que no debo decir cosas que puedan herir los sentimientos de alguien. Debo buscar maneras de elogiar a esta persona en su lugar”. Y el maestro entonces lo elogiará. Y esta es otra persona, y es en un entorno diferente. Si encuentro algo en lo que están dispuestos a trabajar, es más probable que quieran generalizar esa habilidad y trasladarla a otros entornos.
También intento vincular eventos anteriores. Por ejemplo, si este mismo estudiante tiene dificultades con, digamos, otro estudiante en el almuerzo. Yo diría, “Bien, recuerda que tuviste esta dificultad en el almuerzo? Aquí hay otro entorno en el que podríamos practicar esto para que no suceda en este momento”. Y tiene sentido para ellos porque estamos moviéndolo a través de entornos. También he utilizado historias sociales para ayudar a señalar a los niños cuáles son las expectativas, porque si no saben cuáles son, entonces es más probable que no tengan éxito al interactuar en la situación. Y finalmente, es hacer juegos de rol y practicar las respuestas en diferentes situaciones antes de entrar en un entorno.
A lo largo de este módulo, ha aprendido cómo el modelo ABC puede ayudar a los educadores a comprender, enfrentar y cambiar el comportamiento de los estudiantes en el aula. Aunque esto es un buen comienzo, los educadores también deben ayudar a los estudiantes a generalizar los comportamientos positivos recién aprendidos. A su vez, los estudiantes pueden participar más plenamente en las experiencias de aprendizaje en el aula y en las interacciones interpersonales, lo que lleva a mayores oportunidades de éxito general en la escuela y en la vida.
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