¿Qué es el trastorno del espectro autista (TEA) y cuáles son las características que se asocian con él?
Página 3: Diagnóstico
Puesto que el sistema médico utiliza el DSM-5 para hacer diagnósticos, generalmente se usa el término “TEA”. Por otro lado, el sistema educativo, que utiliza IDEA ’04 para fines de identificación, prefiere el término “autismo”. A pesar de los múltiples nombres que le dan al trastorno los especialistas, son las necesidades del niño afectado lo que importa.
Diagnóstico médico | Determinación educativa |
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Ley para la educación de individuos con discapacidades de 2004 (IDEA ’04) Nombre otorgado en 1990 al Acta de educación para niños minusválidos (EHA) (“Education for All Handicapped Children Act”, en inglés) y utilizado para todas las reautorizaciones de la ley que garantizan el derecho a una educación apropiada y gratuita en un ambiente mínimamente restrictivo a estudiantes con discapacidades. |
Diagnóstico médico
El proceso para obtener un diagnóstico médico consiste en dos etapas: revisión y evaluación diagnóstica.
Revisión: La Academia Americana de Pediatría (“The American Academy of Pediatrics”, en inglés) recomienda que se revisen a todos los niños para el TEA a los dieciocho y los veinticuatro meses durante sus visitas regulares al médico, utilizando un formulario llamado en inglés “The Modified Checklist for Autism in Toddlers, Revised with Follow-Up (M-CHAT-R/F).
Evaluación diagnóstica: Si una revisión indica que un niño puede tener TEA, el pediatra o psicólogo necesita llevar acabo una evaluación más minuciosa del niño y su nivel de funcionamiento. Puesto que no hay un examen médico para el TEA, la identificación se basa en la información que se obtenga de:
- Familiares y otros cuidadores (por ejemplo, niñeros y maestros)
- Observaciones de la conducta en diferentes contextos
- La examinación sistemática de:
- Desarrollo general
- Conducta adaptiva (por ejemplo, el vestir, el aseo personal, la alimentación)
- Motricidad fina (por ejemplo, sostener un lápiz, abotonar botones, utilizar tijeras)
- Motricidad gruesa (por ejemplo, caminar y saltar)
- Comunicación (por ejemplo, instrucciones comprensibles, expresar deseos y necesidades)
- Interacción social (por ejemplo, la habilidad de interactuar con otros)
- La presencia de síntomas relacionadas al autismo (por ejemplo, conductas repetitivas, problemas sensoriales, falta de contacto visual)
Una vez que se ha recolectado toda esta información, el médico puede determinar si un niño satisface los criterios del DSM-5 para recibir un diagnóstico de TEA. Este diagnóstico médico puede abrir la puerta a los servicios relacionados a discapacidad:
- Programas financiados por el estado (por ejemplo, ingresos suplementarios de Seguridad Social)
- Beneficios de seguro médico (por ejemplo, cubrir gastos por servicios clínicos, o por terapia de análisis de conducta aplicado)
La investigación indica
Para los 24 meses de edad, se puede diagnosticar el TEA en un niño con relativa certeza; no obstante, la edad promedio de los niños que reciben tal diagnóstico es cuatro años y medio.
(CDC, 2014)
Determinación educativa
Un niño o estudiante con más de tres años de edad que recibe un diagnóstico médico de TEA debe referirse a la agencia estatal apropiada (por ejemplo, una agencia de educación local) para recibir una evaluación educativa. Por otro lado, un niño que no tiene un diagnóstico médico pero que se sospecha del autismo, debe referirse al sistema de educación pública. En ambos casos, esta evaluación es dirigida por un equipo multidisciplinario y debe involucrar:
equipo multidisciplinario
Un equipo de maestros, profesionales de la educación (por ejemplo, personal de servicios relacionados, psicólogo escolar), administradores, especialistas, padres y tutores legales, evalúan las necesidades individuales de los estudiantes para determinar la elegibilidad para recibir educación especial y desarrollan programas educativos individualizados (PEIs); a menudo conocidos como equipos de PEI.
- Entrevistas con familiares y otros cuidadores (por ejemplo, niñeros, maestros)
- Evaluación de la historia médica relevante (pruebas de visión y oído, documentación de un diagnóstico de TEA)*
- Observaciones de la conducta en diferentes contextos
- La examinación sistemática de:
- Desarrollo general
- Logro académico
- Conducta adaptiva (incluyendo las motricidades finas y gruesas)
- Comunicación
- Interacción social
* Nota: Recuerde que una determinación educativa y un diagnóstico médico de TEA resultan en acceso a diferentes servicios. Por lo tanto, si un niño todavía no tiene un diagnóstico médico de TEA, puede que la familia quiera consultar con un médico o psicólogo durante este proceso.
Cuando esta información haya sido reunida, el equipo puede determinar si un niño cumple todos los criterios IDEA del autismo, que requiere que el logro académico del niño sea afectado negativamente. Si ese es el caso, el niño tiene derecho a servicios de educación especial. Es posible que un niño reciba un diagnóstico médico de TEA y que no esté calificado para recibir servicios de educación especial bajo IDEA.
Escuche mientras Ilene Schwartz habla de por qué es importante ver más allá de las necesidades académicas cuando uno determina si un niño con TEA califica para los servicios de educación especial (tiempo: 1:44).
Ilene Schwartz, PhD
Profesora, Educación Especial
Directora, Centro Haring para la Investigación
y el Entrenamiento en la Educación Inclusiva
Universidad de Washington
Transcripción: Ilene Schwartz, PhD
Un detalle acerca de los niños con autismo que no presentan discapacidades cognitivas, y que además podrían mostrarse como académicamente dotados, es que son muy desafiantes para muchas escuelas del sistema público. Esto se debe a que, como educadores especiales, nos preparan para, y esperamos proveer ayuda a niños para que puedan ponerse al día académicamente. Estos niños pueden estar avanzados académicamente pero en realidad están retrasados socialmente, y algunos de estos niños podrían no tener derecho a recibir educación especial porque pueden tener acceso a educación general. Una de las cosas que animamos a los distritos escolares a hacer es considerar si los comportamientos que están presentando los niños tienen un impacto negativo o impiden que el estudiante pueda participar de actividades de educación general, trabajar en grupos, trabajar juntos en equipos. Algunas de las discapacidades sociales que los niños presentan sí tienen impactos educativos negativos porque se les hace difícil a los niños con autismo participar en grupos de forma significativa. De modo que una de las cosas que queremos hacer cuando miramos a un niño con autismo es no sólo mirar su funcionamiento académico y determinar si necesitan servicios de educación especial basado en ello, sino mirar al niño íntegramente y considerar cómo es socialmente, conductualmente y cómo es académicamente.
Elegibilidad para los Servicios de Intervención Temprana
Semejante a la determinación educativa para los niños de tres años o mayor, los niños con menos de tres años que tienen, o que se sospecha puedan tener TEA, pueden recibir ayuda bajo IDEA, Parte C. Los niños que satisfacen la determinación estatal de una discapacidad o retraso de desarrollo son idóneos para los servicios de intervención temprana. Servicios de tal tipo se diseñan para satisfacer las necesidades de desarrollo del niño o las necesidades de la familia para ayudar apropiadamente en el desarrollo del niño. Estos servicios deben de ocurrir en el ambiente más natural posible, inclusive dentro de la casa y los contextos comunitarios donde los niños sin discapacidades también participan. Para información más profunda sobre la eligibilidad y los servicios de intervención temprana para los niños jóvenes, ver el módulo “Early Identification of Autism Spectrum Disorder” anfitrionado por el ASD Toddler Initiative Project en el Frank Porter Graham Early Child Development Institute de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
servicios de intervención temprana
Servicios especializados para niños muy jóvenes que están en riesgo de, o ya dan señales de retrasos del desarrollo.
Escuche ahora mientras Nancy Rosenberg comenta el diagnóstico médico temprano de su hijo y los servicios educativos que él recibió (tiempo: 4:30).
Nancy Rosenberg, PhD
Madre de un adolescente con TEA
Directora de Distance Learning ABA Program
Universidad de Washington
Transcripción: Nancy Rosenberg, PhD
A los dos años estábamos muy preocupados y lo llevamos para que fuera evaluado. Tenía dos años y tres meses en ese momento. Enseguida lo diagnosticaron médicamente con autismo. Su intervención en ese momento consistía de dos personas que venían a la casa, su terapeuta del habla y un educador especial. El educador especial venía una vez a la semana por una hora, tal vez hora y media, y el terapeuta del habla venía dos veces a la semana por media hora o cuarenta y cinco minutos. Nosotros pensábamos que él estaba recibiendo estas ayudas hasta que pudiera ir a la preescolar. Lo tenía apuntado para que cuando cumpliera tres años fuera a la preescolar local, y todavía no se nos había ocurrido que tal vez él no iba a poder asistir a una preescolar normal.
Nos mudamos a Seattle cuando Brian tenía unos dos años y medio. John, mi esposo, llegó dos semanas antes, y su tarea era apuntarnos para que estas personas pudieran empezar a venir a nuestra casa como hacíamos en Nueva York. Tuvimos un duro despertar puesto que esa opción simplemente no iba estar disponible para nosotros en Seattle, de hecho, John pasó muchísimo tiempo haciendo llamadas para ver cómo conseguir servicios. Él sintió que luego de haber estado un día completo haciendo llamadas que él le estaba proveyendo más información a las personas de la comunidad sobre servicios de la que ellos le estaban proveyendo a él porque simplemente era muy poco lo que había por allí. Pero la llamada afortunada que hizo fue a la Unidad de educación experimental (“Experimental Education Unit”, en inglés) de la Universidad de Washington. Tenían un programa para niños pequeños. John habló con la persona encargada. Y, nuevamente, esto no era lo que queríamos. Lo que queríamos era una persona que viniera a nuestra a casa como en Nueva York.
Esa fue nuestra primera introducción al sistema escolar. Brian entró al programa para niños pequeños de la Unidad de educación experimental y siguió hasta la preescolar. La Unidad de educación experimental se encuentra en el distrito escolar de Seattle. Todavía estábamos tratando de entender qué significaba este diagnóstico y qué tipo de ayuda necesitábamos para Brian. Cuando cumplió la edad de ir a kindergarten, escogimos una escuela que fuera de inclusión completa. El autismo de Brian era muy severo y él necesitaba una persona que estuviera con él y le ayudara en todo momento (“one-on-one”, en inglés) si es que iba a ser totalmente incluido. Aún con la persona que estaba con él y lo ayudaba en todo, lo que vi, a lo largo de seis años, fue que se ponía cada vez más difícil porque la brecha entre él y los otros niños era cada vez más grande y había que encontrar maneras de incluirlo en el salón de clases. No había una clase de educación especial porque era una escuela de inclusión completa, y tampoco podía estar en la clase de educación general, así que él y su “one-on-one” pasaban cada vez más tiempo solos. Tenían un portátil adonde podían ir y ella trabajaba con Brian de forma individualizada, y, nuevamente, pasaban más y más de su tiempo allí y menos tiempo con otras personas. Y yo empecé a preguntarme si acaso no habría sido mejor estar en un salón de clases independiente y contenido donde al menos habría estado en contacto con otros niños y otros adultos.
La diferencia entre los servicios médicos y educativos es que los servicios educativos tienen la obligación de ofrecer planes individualizados ajustados a las necesidades de estudiantes diferentes, y las escuelas, por ley, han tenido que buscar qué hacer, o al menos intentar averiguar qué es lo que hace falta para satisfacer las necesidades de diferentes tipos de niños. Lo que descubrí en el campo médico es que no tienen la misma obligación, y me resulta muy difícil encontrar profesionales médicos que realmente son capaces de hacer algo significativo más allá de hacer una evaluación de las necesidades médicas de Brian. Se me ha hecho muy difícil encontrar personas que pueden usar las estrategias que necesitan usar para evaluar a alguien como Brian. Y especialmente que se tomen el tiempo, porque toma muchísimo tiempo. Con Brian hay que ser muy paciente y nunca hacer que se sienta amenazado, ni que sienta que se le está pidiendo que haga algo contra su voluntad. Y eso toma mucho más tiempo del que tu profesional médico común tiene.
Identificación tardía
Aunque un número creciente de niños se identifican en el período del desarrollo temprano, muchos no se identifican hasta no cumplir con las exigencias sociales de una edad mayor. Por ejemplo, no fue hasta el comienzo de kindergarten que se hizo evidente que la obsesión con superhéroes de Jaquese, uno de los niños a quien conoció durante el Reto, y sus problemas comunicativos no eran apropiados con respecto al desarrollo intelectual. Puesto que Jaquese es hijo único, sus padres no se dieron cuenta de lo atípico de su conducta.
Tan pronto como un padre o profesional (por ejemplo, una niñera profesional, un maestro, un pediatra) crea que un niño esté demostrando las señales tempranas de TEA, puede referirlo al sistema estatal de Child Find, lo cual es responsable por identificar, encontrar y evaluar a los niños en necesidad de servicios de educación especial.
Child Find
Ordenado por la Ley para el mejoramiento de la educación de individuos con discapacidades de 2004 (“Individuals with Disabilities Education Improvement Act of 2004”, en inglés), esta ley requiere que todos los distritos escolares identifiquen y evalúen a todos los niños desde el nacimiento hasta los 21 años de edad que tienen, o se sospecha que puedan tener, una discapacidad, independientemente de su severidad, para determinar si necesitan servicios de educación especial.
Escuche mientras Ilene Schwartz comenta los múltiples factores que terminaron en la identificación tardía de los niños con TEA (tiempo: 1:55).
Ilene Schwartz, PhD
Profesora, Educación Especial
Directora, Centro Haring para la Investigación
y el Entrenamiento en la Educación Inclusiva
Universidad de Washington
Transcripción: Ilene Schwartz, PhD
La meta es que la identificación sea temprana, y sabemos que podemos identificar niños con exactitud tan pronto como para su segundo cumpleaños, y a veces hasta antes de esta fecha. La edad promedio en que los niños son identificados es a los cuatro años. Hay algunos niños que puede que no sean identificados hasta más tarde por una serie de razones. Una de estas razones puede ser que esté identificado erróneamente, por ejemplo, un niño puede ser identificado con ADHD y un trastorno de lectura, sin tomar en cuenta algunos de los déficits sociales que están afectando su capacidad de aprender y participar en actividades escolares. Otra razón es que los niños de familias de color suelen ser identificados más tarde. También requieren de más visitas médicas para ser identificados. Esto también ocurre con familias que están en posiciones económicas desventajosas. Pero algunos niños—y suelen ser niños—a los que nos referimos como de alto funcionamiento suelen ser identificados más tarde porque sus destrezas no se presentan de formas que asociamos con niños con autismo. Pueden desarrollar lenguaje con el tiempo. Pueden tener buenas destrezas sociales. De modo que si miramos a los niños que desarrollan lenguaje, empiezan a hablar a tiempo, tienen un buen vocabulario, pero sus destrezas sociales no se desarrollan, si un niño no es parte de una situación social de grupo cuanto antes, estos déficits pueden no revelarse. Existen muchísimos niños con autismo que son extremadamente brillantes y avanzados académicamente. El hecho de que sean avanzados académicamente parece un factor protector, es por esto que el retraso social apenas llega a mostrarse.