¿Qué es el trastorno del espectro autista (TEA) y cuáles son las características que se asocian con él?
Página 2: Características del trastorno del espectro autista
Se refiere al TEA como “un trastorno de espectro” ya que los niños con TEA demuestran un gran rango de fuerzas, capacidades y áreas de necesidad. Aunque todos demuestran las dos características principales de TEA (es decir, diferencias en la comunicación e interacciones sociales y en la conducta), puede que difiera la severidad de los síntomas. La gráfica que aparece a continuación subraya las diferencias entre las síntomas que exhiben los niños en el video del Reto. Estos niños representan la diversidad de estudiantes que un maestro puede encontrar en una clase de educación general.
Comunicación e interacción social | Patrones de Conducta/Intereses/Actividades Repetidos, Restringidos | |
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Drew (4 años de edad) |
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Jaquese (10 años de edad) |
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David (2 años y medio de edad) |
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habilidades de juego funcional Las habilidades asociadas con el uso de juguetes y materiales según el uso intencionado (es decir, hacer rodar un carrito en vez de girar las ruedas). |
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Michelle (15 años de edad) |
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Para que un niño o estudiante reciba un diagnóstico de TEA, debe exhibir diferencias comportamentales durante la niñez temprana. La Academia Norteamericana de Pediatría (“The American Academy of Pediatricians”, en inglés), entre otros, sugiere una cantidad de señales de aviso de TEA durante los primeros dos años de la vida.
niño y estudiante
Distinguimos entre los términos “niño(s)” y “estudiante(s).” Con “niños” se refiere a los bebés, bebés mayores y muchachos menores. “Estudiante(s)” se utiliza para hacer referencia a los individuos desde el kinder hasta los programas transicionales/vocacionales.
Señales de aviso de TEA durante los primeros dos años de la vida |
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Para mejor entender algunas de estas señales de aviso, puede ver el video a continuación (tiempo: 9:02). El video presenta a tres niños que exhiben algunas de las características nombradas arriba y compara sus comportamientos con los de tres niños sin TEA.
Transcripción: Señales tempranas del autismo
Soy Rebecca Landa, Directora del Centro para el Autismo y los Trastornos Relacionados en el Instituto Kennedy Krieger (“Center for Autism and Related Disorders at Kennedy Krieger Institute”, en inglés). Ud. verá un tutorial que demuestra las señales tempranas de los trastornos del espectro autista, o TEA. Verá tres pares de videos de niños de un año. En cada par, verá primero a un niño de desarrollo neurotípico, seguido por un niño que da señales tempranas de TEA. Los rasgos del desarrollo indicativos de TEA caen dentro de tres categorías principales. Estos incluyen la comunicación eficaz y el gozo compartido, la capacidad de hacer conexiones sociales y el rasgo con el cual vamos a empezar: ver el juego como oportunidad social.
El niño de diecinueve meses no demuestra señales de TEA. Ha decidido jugar con las pelotas. Rápidamente incorpora a la mujer a su juego. Imagina que las pelotas son comida y le ofrece una mordida a la mujer.
Madre: Él finge que sus juguetes son comida todo el tiempo, y siempre quiere que se los ofrezcas como comida.
Observadora: Sí, vale. Mmmmmmmm. Estás preparando una comidita deliciosa.
Él entiende que la comida, las cucharas, los platos y el comer van juntos. Mientras simula como parte de su juego, sigue consciente de la gente alrededor. Le gusta incorporar la interacción social cuando juega y le ofrece a la mujer una mordida.
Observadora: Gracias. ¡Qué comida más rica!
Él puede prestarle atención a la mujer, a la muñequita y a la “comida” a la vez. Comparte su emoción sobre los juguetes con la mujer, mirándola y sonriendo.
Observadora: Caliente.
Después de que la mujer comenta que la comida está caliente, él vincula el juego y el lenguaje con su idea
Observadora: Está bien ahora. Está más fría ahora. Sí, está bien ahora. Sí.
En este momento, él imita las acciones de la mujer con el lápiz labial.
Observadora: Ahora estoy más bella con el lápiz labial. Ay, ¡no se quita!
Esto ayuda a que aprenda nuevas habilidades de juego y a la misma vez sincroniza sus acciones con las acciones de otros.
Observadora: Sí. Ahora está llevando maquillaje. Sí, como tu mamá. Está muy linda. Gracias.
Este niño de diecinueve meses, demuestra señales de TEA. Tiene un interés fuerte por el teléfono de juguete. No comparte su placer con otras personas. No mira a los demás ni sonríe.
Madre: Demuestra, sabes, sensorial [inaudible]. Tiene una adicción a los teléfonos últimamente. Está bien porque le ayuda a entender sonidos. Hay como diez teléfonos tirados por mi casa porque los lleva con él, se sienta y deja el teléfono que tiene por otro teléfono que ha encontrado en el suelo.
Aunque lleva el teléfono a la oreja, no demuestra el juego creativo con el teléfono. Cuando suena el nombre del niño, no responde.
Madre: Elliot. Ellie. Ellie. Elliot.
No le ofrece el teléfono a nadie más.
Observadora: Regresa a sus manos y progresivamente no.
Su madre intenta distraerlo del teléfono.
Madre: No, no, deja que lo vea mami. Deja que mami use el teléfono.
Empieza a hacerle cosquillas. Aunque parece que disfruta de las cosquillas, no mira a su madre ni hace conexión social con ella. No intenta comunicarse con la madre para continuar el juego social.
Este niño de catorce meses de edad tiene un retraso menor en el desarrollo de las destrezas motoras pero no demuestra señales de TEA. A la vez que juega con un nuevo juguete sigue consciente de la gente alrededor. Confirma que su madre está detrás de él y que ella puede ver al juguete también. Después, demuestra que entiende el significado comunicativo social del gesto de indicación de la mujer, porque inmediatamente mira a la calcomanía y después mira a otra que ella había señalado antes.
Observadora: Deja que te saque otra.
Sigue el mismo tema de la comunicación de la mujer al indicar otra calcomanía. Demuestra la motivación de mantener una conexión social con otros y la habilidad de comunicar a través de la coordinación de la mirada, la vocalización y el gesto
Este niño de catorce meses de edad demuestra señales de TEA. Primero, aletea las manos mientras disfruta de la burbujas. No comparte su gozo con el hombre. No responde a su nombre.
Observadora: Ben, Ben, Ben.
Aunque el niño mira al dedo indicador del hombre, no sigue la dirección del gesto del hombre para ubicar el objeto que está señalando.
Esta niña de catorce meses de edad no demuestra señales de TEA. Mientras disfruta de observar y explorar el juguete, se mantiene involucrada con las personas alrededor. Pretende compartir su gozo con su madre cuando le demuestra el juguete y después hace lo mismo con la mujer en frente de ella dirigiéndole una mirada y una sonrisa. También, reconoce que la mujer es una fuente de ayuda. Su pedido de ayuda es claro y eficaz. Coordinado el contacto visual, el gesto y la vocalización para la comunicación intencional es una señal de desarrollo social y comunicativo normal.
Este niño de catorce meses de edad demuestra señales de TEA. Note Ud. como su atención se enfoca tanto en el juguete que no interactúa con las demás personas. No comparte su atención con los otros. Su exploración del juguete es también anormal. Deja caer el juguete en la mesa y lo mira moverse. Cuando deja de moverse, no utiliza el contacto visual, la vocalización o el gesto para pedir ayuda. También se tensiona el cuerpo y su boca de una manera anormal. Aunque la mujer le dirige palabras, él no le presta ninguna atención. No parece entender que su gesto es una oferta de ayuda. No intenta comunicarse ni con la mujer ni con su madre para ver si le están prestando atención.
El TEA es un trastorno del desarrollo neural que impacta múltiples aspectos del desarrollo, en particular las habilidades sociales y comunicativas. Los niños con TEA frecuentemente demuestran un interés intenso en ciertos objetos o experiencias sensoriales. Puede que repitan comportamientos o acciones una y otra vez sin ceso. Las señales de TEA no son pasajeras sino que persisten por mucho tiempo. Las señales más tempranas de TEA son muchas veces sutiles y se hacen más y más claras durante el segundo y el tercer año de la vida. Para hacer un diagnóstico de TEA debe haber, por lo menos, un experto que coleccione datos exhaustivos sobre el desarrollo personal del niño, que evalúe directamente las habilidades del niño y conduzca un examen médico.
Para más información sobre la detección temprana de TEA e intervenciones posibles, o para recibir una circular, favor de visitar autismo.kennedykrieger.org/card (sitio en inglés).
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Escuche mientras Nancy Rosenberg, madre de un adolescente con TEA, reflexiona sobre las señales tempranas del autismo que exhibió su hijo. Después, escuche mientras Adrienne Golden comenta las características de los niños con autismo con quien trabaja y también las señales tempranas que observa en el salón de clases.
Nancy Rosenberg, PhD
Madre de un adolescente con TEA
Directora de Distance Learning ABA Program
Universidad de Washington
(tiempo: 3:48)
Adrienne Golden
La Escuela Susan Gray
Directora de maestras de pre-K
Universidad de Vanderbilt
(tiempo: 2:57)
Transcripción: Nancy Rosenberg, PhD
Brian fue diagnosticado cuando tenía dos o tres meses de edad, lo que fue bastante bueno hace veinte años. Creo que una razón para ello es que el estaba bastante impactado. Hasta los dieciocho meses, no teníamos ni una preocupación en el mundo. No creo que esto quiera decir que no hay señales tempranas. Creo que simplemente no sabíamos qué señales buscar. En retrospectiva, recuerdo a una amiga que también tenía un hijo de la misma edad que Brian. A los doce meses, mi amiga decía, “Ay, está señalando todo. Me está enloqueciendo porque está señalando y quiere que yo reconozca todo”. Brian no estaba haciendo eso. Y, por eso, me preguntaba, “¿Cuándo empezará Brian a hacer eso?” Por supuesto, ahora reconozco que no indicar o señalar cosas es una señal de advertencia grande.
No era particularmente social. Teníamos dificultad para interesarlo, especialmente entre un año y dieciocho meses de edad. Otra vez, recuerdo haber pensado, “Bueno, él no será la vida de la fiesta. Es más reservado de personalidad”. Todavía no pensábamos que había un problema. A los dieciocho meses, empezamos a preocuparnos porque no hablaba casi nada. Reconocía por nombre a todas las letras. Hasta los dieciocho meses, pensamos que era muy inteligente. Su vocabulario receptivo era tremendo. Le encantaba mirar libros y hacíamos que etiquetara todas estas cosas diferentes. Recuerdo un libro de peces que tenía. Reconocía todos los diferentes tipos de peces.
Entre los dieciocho meses y los dos años, las cosas rápidamente se deterioran. Fue muy claro que algo estaba mal. Sus comportamientos auto-estimuladores empezaban a emerger. Un experto me dijo que Brian era el niño de más auto-estimulación que había visto en su carrera, especialmente en su niñez, y ha sido uno de los retos más grandes para nosotros. Agitar las manos fue uno de los comportamientos más notables y al principio inventábamos excusas para explicarlo. Recuerdo que se ponía en frente de su imagen reflejada en el horno y agitaba sus manos o hacía lo mismo en frente de la ventana de la puerta. “Ah, finge ser director de una orquesta”. Lo recuerdo corriendo de ida y vuelta, de ida y vuelta, y yo le decía a un montón de diferentes personas, “Oh, está persiguiendo su sombra. Oh, quiere ser Batman”. En realidad lo que estaba haciendo era auto-estimulación (“stimming”, en inglés).
Así, a los veinte meses, lo llevé al pediatra porque me preocupaba principalmente el hecho de que no estaba hablando. Hablaba con mi pediatra y ella me citó para una evaluación, y literalmente unas semanas después de esa evaluación, un terapeuta del habla y un educador especial estaban en nuestra casa ayudándole a Brian. A través de su trabajo con el terapeuta del habla, me di cuenta de qué mal estaba la cosa. El terapeuta estaba usando un acercamiento típico, incorporando todo en el juego natural, intentando trabajar el habla de Brian y no le podía interesar con nada. Sacaba todos los juguetes que tenía—juguetes que yo había visto a otros niños realmente disfrutar—un kit de médicos, un parque infantil en miniatura—y no le interesaba ni un poco. Fue así que me di cuenta de cuán anormal era la situación. Así que el terapeuta y el educador fueron los primeros que me mencionaron autismo.
Transcripción: Adrienne Golden
Hemos tenido un rango grande de niños autistas. En general, tienen déficits en la comunicación social. Tienden a ser muy solitarios al jugar, tal vez más interesados en adultos que otros niños pero, generalmente, no les interesa nadie. Intentamos desarrollar esto. Muchos comportamientos repetitivos, así que los vemos organizando carros o materiales. Tienen un sentido rígido en su forma de jugar. Tienen en mente lo que quieren de su juego y no son receptivos a las ideas de otros que quieren modificar su juego. Se puede ver que es muy rígido y rutinario y les gusta hacer la misma cosa una y otra vez. A los niños que conozco realmente les gusta la rutina. Cuando entran, por la mañana, quieren lavarse las manos, sentarse para una merienda, después jugar, y si no hay una merienda eso les perturba y los puedes ver sufriendo por esto. También los comportamientos repetitivos, aleteando o caminando de puntillas o cualquier comportamiento que es muy repetitivo.
Todos tienen su peculiaridad o una cosa que les gusta hacer. Se notan muchas semejanzas entre ellos pero son únicos en lo que manifiestan. Pero creo que los déficits sociales son los más obvios. Y después cuando los observas de verdad, puedes ver la parte del comportamiento. Generalmente observo su conducta social. Creo que la lengua es difícil para los muchachos ya que se desarrolla a diferentes tasas, aunque sí es algo a qué estar atento. Usualmente pongo más atención en lo social. Si son siempre aislados y prefieren estar en una parte diferente del salón de clases que los demás estudiantes, o si un maestro les intenta hablar y se alejan sin prestarle atención, es una señal de alarma. Creo que es importante notar estas características, observar y esperar. Sin embargo, no quieres esperar más de lo necesario porque quieres que sean diagnosticados. Pero quieres esperar a ver si trata de algo prolongado y consistente, y no es que un sólo día están muy emocionados y aletean las manos o quieren caminar de puntillas por hoy, o no se sienten bien y por eso quieren jugar a solas. Hay que saber si es común para ese muchacho. Quizás es autismo y de allí podemos pensar en soluciones.
Pregúntales a otros profesionales que conoces, terapeutas ocupacionales y del habla, “Oye, ¿has visto estas características? ¿Qué piensas? Puede ser autismo. No sé”. Si las otra personas llegan a un consenso, pueden hablar con los padres para decirles “Cuando hacemos esto, notamos que su hijo hace esto.” Así pueden ver que no son ellos solos diciendo, “Hemos visto este mismo comportamiento y me preocupa porque es algo que tiene ver con el autismo,” y de allí pueden hablar con un médico sobre un diagnóstico. Hay que asegurarse de que es consistente y no un evento singular.
Actividad
Ver los videos a continuación. Cada par de videos ofrece un ejemplo de un niño que presenta comportamiento típico de su edad y un niño que presenta características del TEA. Por cada par de videos, compare y contraste los comportamientos de un niño. Asegúrese de enumerar las características asociadas con el TEA que presenta el niño con el trastorno.
Juego |
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Kyle, un niño de trece meses, juega con una colección de tazas coloridas de diferentes tamaños. Él juega con ellas en la manera intencionada, insertando las tazas pequeñas dentro de las tazas grandes. Le pasa las tazas a un adulto, que le da claves para que siga jugando. |
En este video, Evan, un niño de diecisiete meses, juega con un teléfono de juguete, rotándolo y tirándolo. Aun después de observar un adulto que modela cómo utilizar el juguete apropiadamente—fingiendo contestar una llamada para Evan y pasándole el teléfono—sigue jugando a su manera. |
Habla |
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Alex, un niño de dos años, está sentado en una sillita alta con una bandeja de comida en frente de él. Un adulto en el salón de clases charla con él sobre su desayuno y Alex responde similarmente. El adulo le dice que esperará hasta que su comida esté “tibia. Ahorita está demasiado caliente, mi tesoro.” Alex responde, “¿Está demasiado caliente?” La conversación da vueltas de allí hasta acá. Alex sigue lo que dice el adulto y responde apropiadamente. |
Un adulto entra en el salón donde Lucas, un niño de 30 meses, está jugando. Ella lo saluda, “¡Hola, Lucas!” a lo que responde “Hola, Lucas,” Cuando el adulto le pregunta, “¿Cómo estás tú?” él responde “¿Cómo estás tú?” Una vez más, intenta hacerle hablar. “Di, estoy bien,” y Lucas otra vez obedece. “Estoy bien,” dice. |
Respuesta al nombre |
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Kyle, un niño de doce meses, está jugando con juguetes en el suelo. Cuando un adulto le dice el nombre, Kyle inmediatamente gira hacia ella en reconocimiento. Sonríe e indica con el dedo antes de empezar a gatear hacia el adulto y el sonido de su voz. |
Dos adultos intentan hacer que Evan, un niño de diecinueve meses, responda al sonido de su nombre. Después de añadir toques físicos y haciéndole cosquillas, sin embargo, Evan sigue evitando el contacto visual con los adultos y no da señales de haber reconocido su nombre. |