¿Cómo pueden los educadores reconocer e intervenir cuando el comportamiento del estudiante se intensifica?

Transcripción: Fase de Calma

Maestro: Muy bien amigos, ya tuvieron tiempo de revisar las tareas. ¿Qué preguntas tienen?

Maestro: Sí, Jordan.

Jordan: ¿Podría mostrarme cómo resolvió el número tres?

Maestro: El número tres, claro. Veamos, tenemos 40 por 3. Recuerda, siempre empezamos a multiplicar con el dígito en el lugar de las unidades. Así que tenemos 3 por 0. ¿Qué es 3 por 0?

Jordan: 3 por 0 es igual a 0.

Maestro: Sí. 3 por 0 es igual a 0. ¿Y dónde escribimos el 0 en nuestra respuesta?

Jordan: En el lugar de las unidades.

Maestro: Bien.

[Comentario de Johanna Staubitz]

Lo que vemos aquí de Nora en la Fase de calma es que está orientada hacia el docente y atenta a la enseñanza que se está dictando. Tiene sus materiales sobre el escritorio. Parece estar utilizándolos adecuadamente, en su mayor parte, y también tiene la mirada hacia adelante. Podría ocurrir que el cuerpo de un estudiante esté orientado de la manera correcta, pero esté mirando hacia otro lado, lo que podría ser una señal de que no está en calma. Sin embargo, Nora parece estar alerta y comprometida, basándose en el lenguaje corporal. Es importante que el Sr. Santini observe esto porque ya hemos establecido (como escucharon en el escenario del Desafío) que Nora lo pasa mal cuando sus compañeros hacen preguntas. Eso es lo que está ocurriendo aquí, por lo que el Sr. Santini debería mirarla y pensar: “Esta es una situación difícil para Nora. De acuerdo. Sus acciones me muestran que está calmada en este momento, ya que no presenta signos de un desencadenante”.

Transcripción: Kathleen Lane, PhD, BCBA-D

En cuanto a la etapa de calma, me gustaría sugerir que el mejor plan de manejo del comportamiento es un buen plan de clases. En realidad, se trata de estar atentos durante este tiempo. Se trata de brindar a los estudiantes atención contingente y no contingente. La atención contingente es cuando un alumno hace algo deseable, como cuando termina su trabajo o pide ayuda de forma respetuosa, o hace algo agradable por un compañero. A los docentes se nos enseña a reconocerlo y a decir algo muy concreto como: “Te agradezco que hayas compartido tu goma de borrar con Johnny, porque tenía que corregir un problema y no tenía goma de borrar”. O “Fue muy amable por tu parte ayudar a Cheryl a limpiar después de que se le derramara la bandeja en la cafetería”. Pero también, durante esta fase de calma, hay otra forma de mantenerla, simplemente ofreciendo a los estudiantes una atención no contingente. Solo por el hecho de estar en el aula, habrá algún diálogo o interacción entre los docentes y los estudiantes. Si se los saluda en la puerta, no tiene por qué ser un cumplido. Puede ser algo tan sencillo como: “Hola, te eché de menos ayer” o “¿Qué tal? ¿Cómo está tu familia?”. O “¿Pudiste ir al partido anoche? Oí que tuvimos un segundo tiempo muy difícil”. Solo algo para que reconozcan que eres un ser humano y que los valoras como seres humanos. Establecer relaciones positivas y productivas entre los docentes y los estudiantes ayuda mucho a crear un entorno de clase tranquilo, solidario y centrado en la enseñanza.

Transcripción: Gloria Campbell-Whatley, EdD

The Fase de calma sería el tipo de situación de enseñanza. Durante la Fase de calma, muchos de los docentes tienen creencias tradicionales como “estoy enseñando este método que funciona”. Y así, porque este método funciona, puedo simplemente enseñarlo, y todos lo entenderán. Pero eso te ciega a los diferentes matices del aula. Los docentes deben comprender que las creencias y los valores de los estudiantes pueden ser diferentes. Muchas veces, no nos miramos a nosotros mismos ni observamos nuestros privilegios o nuestra situación socioeconómica. Es necesario hacer un poco de autorreflexión y resolver cómo se puede diferenciar la enseñanza, no solo en función de los niveles académicos, sino también de las diferencias que hay en el aula. Puede familiarizarse con la cultura cuando forme rondas. Puede plantear un tema abierto y los estudiantes pueden escribir y luego ponerse de pie y hablar de lo que pasa en la comunidad o en casa, y así se empieza a entender la cultura, y los demás alumnos también empiezan a entenderla. Esto es muy importante para la enseñanza; es necesario aprender a ver a través de los ojos de otra cultura. Puede presentar las tareas de diferentes maneras, observando el lenguaje, el habla… tiene que crear varias formas para que los estudiantes demuestren que saben algo. Pueden hacer una representación, una poesía o cualquier otra cosa. También es importante que la disposición del aula facilite un alto grado de participación. Los estudiantes ya están sentados para poder trabajar juntos, aunque hagan mucho ruido; [risas] el ruido va de la mano de ese trabajo productivo. Y eso puede ser algo a lo que los docentes no estén acostumbrados. Los docentes tienen que reflexionar: “¿Quién participa en las clases y quién no?”. Se busca un alto grado de participación por parte de todos los estudiantes. Es necesario tener múltiples medios de expresión, de participación y de representación.

Hay un método llamado encuadre positivo [risas] que se puede utilizar para asegurarse de que se habla a los estudiantes de una manera muy positiva, y es celebratorio. Con el encuadre positivo, no te centras en lo que hicieron mal, sino en lo que hicieron bien, y te aseguras de hacerlos participar de una manera muy emocionante. Esto ayuda al comportamiento de los alumnos, [ríe] en el sentido de que la próxima vez que quieras este alto nivel de participación estarán preparados para ello, porque saben que van a ser recompensados y recompensados positivamente. No hay una visión deficitaria.

Transcripción: Harold Holmes

Creo que la estructura es, sin dudas, lo más importante en una clase de educación general. Cuanto más eficaz sea la forma de hacer entrar y salir a los niños de las actividades, mejor. Y cuando se trata de un grupo de ese tamaño, hay que involucrar al mayor número posible de estudiantes. No sientas que eres la única persona que tiene que hacer que las cosas funcionen en el aula. Puede ser algo tan sencillo como asegurarte de tener lápices con punta a mano. Eso es muy importante. Estás intentando avanzar en una actividad. Los niños rebuscan en sus escritorios, se les caen los papeles. Intentan encontrar lápices. Son cosas pequeñas cosas, pero con el tiempo pueden arruinar una lección. Si tienes dos o tres niños, asegúrate de que haya lápices afilados para todos. Los niños quieren ayudar. Así que, si los involucras en eso, aumenta su sensación de estar comprometidos e involucrados y de formar parte de la clase. Eso no solo ayudará a eliminar los precedentes, sino que hará que sea menos probable que tengan comportamientos problemáticos, porque sentirán que esta es su casa. Creo que, cuanto más se intente controlar esos posibles precedentes en una clase de educación general, mejor. Tener esa estructura funcionando, tener rutinas estrictas e implementadas. Algo tan simple como ponerse en fila para el almuerzo; sin duda, en este punto ordenaría las filas por apellido. Habrá sitios en la sala para que todo el mundo se ponga de pie. A veces se marca en el suelo con cinta adhesiva. Puede hacer eso o, dependiendo del grado, puedes poner los nombres en la puerta, en fila. Puedes tener algún sistema para que estos niños sepan cada día dónde se supone que tienen que estar y qué se supone que tienen que hacer. Tienes que tener un sistema, pero tiene que ser coherente y tiene que llegar a un punto en el que no te quite mucho tiempo o que no genere frustración a todos los que intentan hacerlo cada día. También hay que saber qué es lo que no funciona, y eso hay que detectarlo pronto.