¿Cómo se diferencia la instrucción?
Página 4: Diferenciar los elementos instructivos
Al empezar a diferenciar la instrucción, hay tres elementos instructivos principales que pueden ajustarse según las necesidades de sus alumnos:
- Contenido – el conocimiento y las habilidades que se deben dominar
- Proceso – las actividades que se usan para dominar el contenido
- Producto – el método que se usa para demostrar el aprendizaje
La diferenciación de la instrucción implica hacer cambios a uno o más de estos elementos. No hay una manera prescrita de diferenciar la instrucción. Los cambios que la maestra hace a los elementos del salón de clases dependen de las necesidades de sus alumnos.
Para su información
A veces el ambiente de aprendizaje es incluido como uno de los elementos del salón de clase que se asocia con la instrucción diferenciada. Se refiere a la organización y la atmósfera del salón de clases. Sin un ambiente de aprendizaje con reglas, procedimientos y respeto para los demás, la diferenciación del contenido, proceso y producto puede ser más difícil de lograr y es posible que no tenga consecuencias positivas. Algunas maneras que la maestra puede usar para diferenciar el ambiente de aprendizaje incluyen:
- Crear zonas en el salón de clases donde los estudiantes pueden trabajar silenciosamente sin distracciones y zonas donde pueden trabajar en grupos
- Ofrecer materiales multiculturales
- Desarrollar procedimientos para ayudar a estudiantes mientras trabajan con sus compañeros
Hacer ajustes a estos elementos instructivos muchas veces requiere que los maestros cambien su acercamiento a la enseñanza. Escuche mientras Carol Ann Tomlinson explica por qué este es muchas veces el reto más grande que encuentran los maestros al empezar a diferenciar la instrucción (tiempo: 1:14).
Carol Ann Tomlinson, EdD
Profesora del liderazgo, fundaciones y políticas educativas
La Universidad de Virginia
Charlottesville, VA
Transcripción: Carol Ann Tomlinson, EdD
Yo creo que el reto más grande de la diferenciación no es la diferenciación en sí sino el cambio que implica. No hay nada que sea particularmente complicado sobre la diferenciación o lo que pide de los maestros. Pero la mayoría de nosotros nos acostumbramos a hacer siempre lo mismo durante los primeros dos o tres años en el salón de clases y estas rutinas vienen a ser el ritmo de nuestros días. La diferenciación le exige el cambio. Así, no pienso que el desafío se trate de adoptar algo nuevo sino de descartar lo viejo. Por ejemplo, la mayoría de los maestros han aprendido a dirigir sus salones de clases con una suerte de mecanismo de control frontal con la creencia de que tenemos que pararnos en frente de los muchachitos para que aprendan cualquier cosa y que si los dejamos trabajar colaborativamente o independientemente se autodestruirán. Estamos más cómodos dándoles unas direcciones y pidiendo que todos hagan la misma cosa y que empiezan y terminan a la vez. Estos son unos patrones grandes y es difícil diferenciar la instrucción y mantener estos patrones. Así, aprender a pensar de una nueva manera es, creo, frecuentemente el reto mayor.